Desde la silla, sentado, la miró a los ojos.
-Todavía quieres "tomarte esos días"?
Ella le acarició el hombro y le miró con ternura:
-Sí -respiró hondo-. Creo que me sentarán bien.
Él sonrió socarronamente y espetó:
-Y entonces qué? Se supone que durante "esos días" puedo escribirte o llamarte? -se rió dolorosamente -No, es que como nunca antes me habían dicho esto de "necesitar unos días", sabes?
Ana mantuvo la ternura en los ojos, le sonrió dulcemente y, sin dejar de hacerlo, le contestó:
-Puedes hacer lo que quieras, corazón.
Dejaron pasar unos segundos en silencio.
A pesar de ser domingo, el día había sido lento y pesado, ambos se sentían agotados ya.
Se besaron. Y mirándose a través del espejo que ya empezaba a separarles, Teo la despidió con un "Adiós, pequena".
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Avuí sonava "Las cosas que no pude responder", Marwan.
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