Me enamoré de ti.

Mentira.

Me enamoré de las cosas que me decías; de las cosas que decías que haríamos juntos.
Me enamoré de tus miradas (estudiadas) embobadas cuando te hablaba; de tus gestos, tus caricias (premeditadas) cargadas de cariño.
Me enamoré de lo que me hiciste creer que estaba pasando entre nosotros ("no tinguis por, bonica, això tot just comença").
Me creí todas y cada una de tus palabras; todas y cada una de tus caricias, todas las miradas, los besos, los mimos... Toda nuestra intimidad me la creí.

Por eso no pude creerme que desaparecieras; por eso no me creía que te hubieras ido.

Hasta que volviste. O te hice volver yo. O nos volvimos el uno al otro.
Viajamos en el tiempo (el sentimiento) y volvimos al punto exacto antes de que todo empezase a morir. O eso creí yo (de nuevo).

Y me volví a enamorar. De lo agusto que estábamos (al menos yo), de las ganas que teníamos de vernos (de verte, yo a ti), de pasear, de reir juntos (contigo).
Me volví a enamorar de que me mirases cuando duermo. Otra vez me enamoré de tu brazo rodeando mi cintura, de tu risa nerviosa, de tus miradas al suelo y de tu sonrisa cuando te beso la mejilla.

Por eso, cuando desapareciste esta vez, no me costó creerlo; no quise negar con todas mis fuerzas que te habías vuelto a ir.
No pude.

Puede que al final, muy a mi pesar (y al tuyo, con el tiempo, ya lo verás) me diese cuenta de que no me había enamorado de ti, si no de tu manera de enamorar, y de mis ganas de enamorarme. De ti.

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"T'intueixo fora de tu, és a dir,
en el teu tu d'alabatre
que em cerca sota els llençols,
o pels carrers sinuosos
d'un amor valent.
De vegades esgarrapes la memòria
només pel fet de tenir-me a prop.
Ja és temps, el nostre temps,
d'enderrocar el mur
on s'estavella el càlid gest de la tendresa
i la llibertat d'exorcitzar la por."

Josep Checa