martes, 4 de agosto de 2015

CÓMO ME GUSTA QUE LLUEVA DE NOCHE...

Cuando le quito dos puntos al suspense y luego no sé cómo seguir.

Cuando las palabras pesan más que las emociones y no sé qué más decir.

Cuando te miro y no te reconozco. Peor aún, te conozco y no quiero mirar.

Cuando sin pensar, acudes a mi mente, y sonrío y me dan ganas de llorar.

Cuando mi única reacción es temblar.

Y "la distancia hace el olvido" pero yo te recuerdo más.

Se va apagando el día, se cierne la oscuridad.

Sentimientos marchitos convertidos en cenizas que alimentan agonías de un verano frío.

Llorarle a Hades unos minutos más.

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