jueves, 27 de noviembre de 2014

Llorar un río,construir un puente, y superarlo.

"-Era magia, yo sé que lo era. Aquello que nos pasó sólo podía ser magia.
-Lo sé, lo sé, cariño. Pero la magia también se acaba, cielo. Déjale marchar, no te aferres más.
-Es que no puedo... No quiero... Me duele.
-Tienes que hacerlo, corazón. Tienes que hacerlo."

No me digais que no era para mí. No quiero volver a oir eso de "él se lo pierde!". No me sirve de nada que me recordeis lo mucho que valgo, que esto es mejor antes que después, "ya vendrá otro, mujer!".
Todos hemos pasado por esto (o casi).
Sabemos muy bien el vacío que queda, la oscuridad que se cierne sobre uno cuando la ilusión y la esperanza salen de tu vida dando un portazo.

Y sí. Se pasa, se supera y se sigue a delante, claro, qué remedio?

Pero los recuerdos siguen ahí, atormentando.
Las miradas, las sonrisas cómplices, los roces de mano al andar que terminan en un "no me sueltes".

Todos esos pequeños momentos que volvían a esa persona tan especial para ti, siguen contigo, en tu memoria/corazón.

Y sientes que caminas por la calle y te falta algo, aún buscas el roce, esa mano que ya no existe más a tu lado.
Te duermes por las noches recordando el calor de su respiración en tu frente, y sigues buscando ese huequito de su cuello donde solías encajar tu nariz de un modo casi perfecto.
Te ríes sola pensando en aquella vez que le asustaste, e incluso sientes sus dedos haciéndote cosquillas como venganza.

Sólo piensas "era tan bonito. Es que era TAN bonito". Y te haces pequeñita, se te encogen la piel y el pensamiento y sientes que todo es tan frío ahora sin él.

No me digais más que no era para mí. Porque aunque ahora ya no lo sea... aunque me duela, aunque ya no esté, un día sí que lo fue.

No me lo invento. Ocurrió de verdad. Yo estaba ahí, lo viví.

Y os juro por Diós que aquello fue magia.

2 comentarios: